A los 24 años, una lesión le impidió a Alejandro Brand seguir creciendo futbolísticamente. No obstante, Brand disputó 385 partidos, convirtiéndose en el tercer jugador con más partidos jugados en Millonarios consiguiendo 91 goles. Campeón en dos oportunidades (1972 y 1978), Alejandro Brand fue uno de los mejores jugadores en vestir la camiseta albiazul. Integrante de una de las triples mas letales del Fútbol Profesional Colombiano, la BOM (Brand, Ortiz & Morón).
¿Cómo se definía usted como futbolista?
Como futbolista, de lo que yo puedo recordar, tenía la habilidad para eludir contrarios, era lo que más disfrutaba y también tenía la capacidad de poner muchas pelotas de gol. A través de mi carrera hice casi 100 goles, pero la cantidad de asistencias que puse creo que fueron muchísimas más.
¿Cómo llega al fútbol?
Desde que me conozco y tengo uso de razón, estaba jugando fútbol. Jugaba en el barrio y al frente de la casa, tenía una manga y ahí jugábamos con los compañeritos del barrio, ahí uno va creciendo dentro del fútbol. La etapa más cercana a llegar al profesionalismo fue con la selección Antioquia, yo participé en el 68, en Girardot, y ahí ya me comenzaron a ver jugar, después de eso me ofrecieron jugar en Medellín y Nacional, no me pude vincular a ninguno de los dos, ya después vino Millonarios y me hizo la oferta de venirme para Bogotá.
Usted llega paralelamente con Amadeo Carrizo, ¿recuerda cómo fue?
Yo llegué de Medellín un martes e hice fútbol el miércoles y jueves, el domingo me pusieron a debutar como algo sorpresivo. Yo no conocía Bogotá y tampoco El Campín, me tocó debutar profesionalmente cinco días después de haber llegado. El viernes llegó Carrizo a la concentración, nos concentraban desde el viernes en el Minuto de Dios, él llegó en un vuelo de Buenos Aires y arribó a la concentración, ahí lo pude conocer, para mí era todo muy sorpresivo y ya después me tocó compartir con él; como jugadores hicimos una gran amistad.
Usted alternaba el fútbol con el estudio, ¿por qué decidió estudiar economía?
Eso fue un compromiso con mi mamá porque ella me dijo: “yo le doy la bendición para que se vaya a jugar fútbol, pero me termina una carrera”, entonces yo tenía eso muy presente y estudié economía, porque en esa época era prácticamente la única carrera nocturna que había, entonces yo estudiaba de 6 a 10 de la noche después de los entrenamientos.
¿Cuál cree que fue la clave del éxito para que el tridente BOM (Brand, Ortiz & Morón) fuera tan exitoso?
Yo creo que era como el complemento, yo jugaba de atrás, un poco más adelante Willington y Morón. Willington era un jugador de mucha habilidad para eludir a los contrarios, poseía inteligencia para meter los balones al área y la capacidad goleadora, también en ese momento yo estaba creciendo como futbolista, desarrollando mayor capacidad física, experiencia colectiva y Morón, quien no era un jugador muy técnico, era un jugador muy rápido, entonces aprovechaba mucho las pelotas que le metimos. Morón estaba enchufado y la metía con cualquiera, izquierda, derecha, cabeza, con lo que fuera.
¿Cuál fue la mejor anécdota o recuerdo que le dejó Willington Ortiz?
De Willington recuerdo que cuando debutó lo hizo contra un equipo brasileño acá, yo estaba mirando el partido desde la tribuna y había caído ese día un aguacero tremendo. Recuerdo mucho que se destacó, demostró personalidad, anotó un gol y pues desde ahí detecte que iba a ser un gran jugador.
¿Y el mejor recuerdo o anécdota de Jaime Morón?
Con Jaime siempre tuvimos mucha amistad, mucha compenetración, nos entendíamos muy bien tanto dentro como fuera de la cancha, era una persona muy inteligente e inquieta, era un gran conversador. Me acuerdo que en un partido que tuvimos en la Copa Confederaciones, en Brasil, con la Selección, enfrentábamos una selección de la CONCACAF, nosotros íbamos ganado el partido muy cómodo, íbamos ganado 3-1; y eso de que los partidos se complican y nos hicieron el segundo gol, esa gente se nos vino encima, estaban que nos empataban, entonces me acuerdo que ya casi acabando tiraron un tiro contra el palo y a Morón le dio un ataque de risa. Yo le preguntaba que por qué se estaba riendo si nos iban a empatar y el después me dijo que era un ataque de nervios.
Usted llega por pedido de Otto Vieira, ¿cuál fue la mejor enseñanza que le dejó?
La mejor enseñanza que me dejó Otto Vieira es la de darle la oportunidad a las personas, sin temor, sin miedo al fracaso, sin egoísmo. Yo llegué siendo un pelado de ya casi 19 años y a los cinco días él me dio la oportunidad de debutar, que más enseñanza que eso, para mí es una demostración de valor, de carácter y de todo lo que debe existir en el fútbol. Ahorita a los equipos profesionales les da temor meter a los muchachos a que debuten y ¿cómo puede mostrar una persona su talento si no le dan la oportunidad?
Llega el título del 72, ¿qué es lo que más recuerda de ese título que se alargó hasta el 73?
El título del 72 fue la décima estrella. Millonarios llevaba mucho tiempo sin obtener un campeonato, después de haber sido un equipo copero y tener afición en todas partes y fue presentando ese equipo como prácticamente “espectacular”. Teníamos una gran confianza con la tripleta, teníamos a Segrera, Segovia, Comesaña, Villano, Chonto; era un equipo que jugaba muy bien al fútbol y que hacía muchos goles. Nos teníamos una fe infinita y así formamos una gran expectativa en la afición, entonces fue muy bonita, porque digamos que yo pude tener la dicha de ser el goleador ese año con 17 goles, de que nuestra afición nos regalara un trofeo, el más grande que ha tenido Millonarios, un trofeo como de 1.50, que eso es enorme, y después del título fue apoteósico, porque la afición nos acompañó hasta la concentración en una caravana enorme, son momentos verdaderamente inolvidables.
Y luego llega el 74, su lesión de rodilla, ¿cómo fue ese momento?
Yo en el 74, estaba cumpliendo recientemente mis 24 años de edad, estaba en pleno proceso de crecimiento, había hecho cosas buenas, pero estaba todavía con mucha capacidad, me estaba consolidando como jugador, en experiencia y la parte física. El día que yo me lesiono, que es en Perú, ese día yo hice el primer gol y metí tres pases de gol a Maglioni, entonces como decían mis compañeros, nosotros vamos a Sao Pablo a jugar con el Sao Pablo y con un empate nos metimos a la final de la Copa Libertadores de América. Mis compañeros decían: “nosotros estábamos esperando que Alejandro pudiera entrar para el partido contra Sao Pablo porque nosotros sabíamos que en cualquier momento nos metía una pelota de gol y resolvíamos", pero yo me lesioné en Lima y en Sao Pablo no alcanzo a jugar ni 20 segundos, porque yo entro y doy el primer paso y la rodilla ya estaba con los ligamentos rotos y el error, pues ahí, fue que me hubieran puesto a jugar porque eso agravó más la situación y prácticamente me significo acabar con mi carrera.
Y en ese tiempo eran muy difíciles las operaciones…
Exacto, por lo menos aquí en Colombia, fue un proceso mal llevado, a mí me mandan para Estados Unidos a operarme. De pronto hubiera sido más factible si me hubieran llevado a operar a Argentina o a Brasil, donde tenían más experiencia en ese tipo de lesiones, pero tratando de hacer lo mejor, pues hicieron lo peor.
Sólo hasta mucho tiempo después se retira, tanto que usted también hace parte del equipo campeón del 78, ¿cómo fueron eso años?
Lo que pasa es que yo tengo dos operaciones, la de New York y la de Medellín. En ese lapso de operaciones me llevó dos años para poder volver a jugar, entonces ahí se inicia una carrera desesperada por volver a ser lo que yo era, obviamente el talento no se pierde, pero el cuerpo no puede hacer lo que la mente le manda, entonces yo tenía ya una rodilla no tan estable, por ello tengo que acomodarme a esa nueva situación, lo que significa que ya no podía ser lo que fui ni podía ya crecer, entonces uno como jugador quiere seguir y no se quiere retirar y quiere seguir luchando y juego dos años en esa situación.
¿Cuál es el gol que más recuerda?
Fue en un clásico, contra Santa Fe, íbamos cero a cero y ya estaba avanzado el segundo tiempo, entonces yo enfrento al ‘Flaco’ Rodríguez, que era el central, él sale a 30 metros del arco y yo le hago un amague con el cuerpo, yo no sé cómo hice, pero él salió para un lado y el arco me quedó de frente, yo le pegué con todo y la metí por todo el ángulo y el estadio a reventar, fue espectacular.
¿Y el partido que más recuerda?
También fue un clásico que quedo como 5-4, nosotros ganamos, y lo recuerdo porque la calidad que se vio en ese partido, el equipo que tenía Santa Fe era bueno, recuerdo a Cañón y a Campaz. Era motivante porque era gol para allá, gol para acá, esa cantidad de goles, con un despliegue de fútbol exquisito, un partido inolvidable por el marcador y la calidad de fútbol.
¿El mejor amigo que le dejó Millonarios?
Yo tengo que reconocer que tuve más amistad con Jaime Morón, durante su carrera, fuimos buenos compañeros, después él estuvo en mi escuela, por alguna razón siempre el destino nos unía desde el comienzo hasta lo que fue el final de sus días, hasta que él se fue con sus problemas de diabetes y la amputación de sus piernas.
Usted fue uno de los primeros en crear escuelas de fútbol, ¿de dónde surge esa idea?
La idea me surgió básicamente porque cuando yo fui niño desarrollé una técnica para pegarle al balón como quería, yo me inventaba juegos sobre todo con la pierna derecha, porque era algo auto didacta. No pasó por mi mente mejorar la pierna izquierda, entonces yo siempre pensé que los niños por medio de la repetición pueden desarrollar mejor la técnica del fútbol y eso siempre me quedó grabado en la mente. Al termino de mi carrera me pregunté a mí mismo: ¿qué puedo enseñar yo?, ¿qué es lo mejor que yo tuve? mi técnica”, por lo tanto la puedo enseñar, y es ahí cuando a través de la enseñanza se puede desarrollar técnicamente mejor al jugador de fútbol.
Y luego viene su época como asistente técnico (A.T.)…
Ser A.T. era entrar en un aprendizaje, yo llego por pedido de Popović. Desde que yo entré a esa función siempre tuve la desventaja de no tener una cercanía con las personas dueñas de la prensa deportiva, de los medios, entonces no era una persona que para ellos merecía estar en esa posición. Con Popović hicimos un gran trabajo, se hizo un equipo muy goleador, nos metimos a la Copa Libertadores del año siguiente, mientras el equipo iba bien yo pasaba desapercibido, pero si el equipo perdía un partido decían que el técnico no tenía asistente.
Hasta hace poco la nueva junta directiva lo vuelve a acercar al club, ¿cuáles son sus funciones en el comité deportivo?
Millonarios tiene un comité deportivo y mi posición es más como asesor de todas las decisiones con respecto a jugadores, pero eso es una posición netamente de asesoría, no hay posibilidad de tomar decisiones. En el comité está el señor Serpa, el presidente, el técnico y Peluffo, quien es el director deportivo, ellos son quienes toman las decisiones y si ellos toman en cuentan alguna sugerencia o algo que yo pueda hacer, la harán, o si no tienen toda la discreción de hacer lo que ellos quieran hacer.
¿Qué se siente ser tan querido y recordado por la gente de Millonarios, en especial por esos que no lo vieron jugar?
Me parece una cosa satisfactoria, porque la imagen que dejó Alejandro Brand fue bonita, los jóvenes tienen esa imagen porque su papá o su abuelo les contaron algo sobre eso. Mi juego y talento gustaban y yo lo pude sentir en mi etapa como A.T. la gente me respetó a mí mucho y eso es un orgullo, eso no lo puede decir cualquiera.
Un mensaje para los hinchas en estos 70 años
Millonarios es un fenómeno y yo creo que es una cosa muy difícil de explicar, es una pasión y yo noto todo lo que atrae en la hinchada el nombre de MILLONARIOS, eso hay que conservarlo, saberlo llevar con dignidad, la violencia no es para Millonarios, no encaja con ese azul, no encaja con esa imagen tan bonita que tiene una institución que a través de su historia ha sido tan grande.