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La tristeza que da ver jugar a este equipo: Decepciona el presente de Millonarios



Estamos inundados por la angustia. Abatidos por completo. Cansados de tantos papelones y de tanta apatía para jugar a la pelota. De la desidia y actitud de muchos jugadores, pero por sobre todo de los que toman las grandes decisiones ligadas al fútbol dentro y fuera de la cancha. Con un entrenador que hace un año no le encuentra la vuelta y no sabe llegar su mensaje o no lo entienden, y una dirigencia que aunque reaccionó para este semestre también suele ser parte de este margen de error.


Los dirigidos por Alberto Gamero como concepto general y en todo su núcleo nos quitó las ganas de ver al equipo. Se esfumó esa motivación que nos llena el alma y de encontrar en el fútbol una descarga emocional positiva para tapar los problemas personales. Es estresante la situación. Este plantel nos acostumbró a que no nos sorprendan las desgracias, a estar alertas y acostumbrados a los cachetazos ridículos, porque son muy evitables y sin embargo nos obligan poner la cara para recibirlos.


Es un Millonarios que siempre se las rebusca para encontrar un nuevo fondo aunque ya no exista más tierra por cavar, y para meternos esas dagas directas al corazón. Con líderes mudos o que salen con el mismo verso de pedir perdón a las zonas mixtas por la gente que los acompañó partido a partido.


Con rivales que aunque no estén pasando por un buen momento, nos pasan por encima y nos caminan por la cabeza con puro coraje, y les alcanza con eso. Y con un entrenador que expone a futbolistas, insiste con otros que no les da para ser titulares y con mil cambios de táctica por los refuerzos que llegaron, que propiamente no cambian nada más que aumentar la impotencia del equipo y también la nuestra.


¿Dónde está el límite? ¿Dónde están las respuestas? Es momento de dejar de escudarse en que mañana saldrá el sol y será un nuevo día. De hablarle a la gente de frente y sin tapujos. De percibir la tristeza genuina del hincha. Es momento de no seguir jugando con el hartazgo. Necesitamos soluciones, y encontrar una dosis de esperanza porque todavía quedan muchas cosas importantes por pelear. Acá no hay excusa de nada, sólo queda salir campeón.

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