En el mundo del fútbol hay una premisa clara: los clásicos no se juegan, se ganan. Más allá del contenido poético -e incluso romántico-, esta frase hace alusión al contenido pasional que tiene enfrentar al tradicional rival y, por consiguiente, la obligación de intentar, por todos los medios, llevarse el triunfo.
El sábado 22 de marzo, Millonarios dio una demostración de cómo NO se deben jugar esta clase de partidos. Un planteamiento con tres mediocampistas de primera línea que careció en todo momento de chispa y, por lo menos a simple vista, sin una propuesta ofensiva clara.
El próximo miércoles, Millonarios, más que una oportunidad de reivindicarse ante sus hinchas, tiene una obligación con su historia. El cambio táctico y, en especial, actitudinal es necesario. David González y su cuerpo técnico deben entender que no es un partido más. Es el momento de salir de la crisis deportiva ante el clásico rival.
Días movidos para el CT. Sin un once claro, con dudas especialmente en la mitad de la cancha, Millonarios volverá a enfrentar a Santa Fe. Los once que jueguen lo deben hacer con responsabilidad, sin caer en provocaciones como en el último partido, y entendiendo que puede ser la última chance para su entrenador.
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