La ilusión es un arma de doble filo. Al sentirla, creas en tu mente mil escenarios positivos en los que la felicidad reinará en ti al lograr aquello que sueñas o esperas. Pero cuando las circunstancias de la vida cambian eso que imaginaste, todo se derrumba. El destino te da una cachetada de realidad y se despierta una sensación desagradable en todo el cuerpo: aparece la frustración.
A las 9:00 p.m. del domingo 8 de diciembre, millones de hinchas de Millonarios soñaban con estar celebrando la clasificación a una final de Liga luego de un año y medio. La vida no lo quiso así y luego de un dramático empate 0-0 ante Pasto, en el que el balón simplemente no quiso entrar en ninguno de los dos arcos, el club bogotano era eliminado del torneo.
Tristeza, rabia y frustración. Se intentó, pero no se dio. Suena a excusa, pero fue así. La efectividad falló en Pasto y ninguno de los esquemas -tres en total- que utilizó Alberto Gamero dieron resultado.
En cuanto a los jugadores, planificando ya el 2025, hay que ser cuidadosos con los movimientos en el próximo mercado de fichajes (llegadas, salidas, renovaciones). Si bien hay una base sólida, se debe analizar futbolista por futbolista si aún tiene más para sumarle al club -y claro, asegurarse de que quiera seguir- o si por el contrario ya tiene su ciclo cumplido. Hay que saber soltar para avanzar.
Con esta opinión y a nombre de Azul Total, le doy el cierre a un semestre intenso, muy intenso. Momento de recargar energías, despejar la cabeza y agradecer por las alegrías de un 2025 que dejó muchas enseñanzas. Volveremos, de eso no les quepa duda. Vamos Millonarios.
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